domingo, 8 de febrero de 2015

Comida española y las recetas más bellas.










La matanza en Salamanca:

 La matanza, además de alimentar el cuerpo con sabor, un producto natural, sin conservantes y 'sin gluten'; nos alimenta el alma ya que mantenemos valores más intangibles como la colaboración entre amigos y familiares. 

También se potencian las relaciones intergeneracionales porque el día de la matanza todas las generaciones colaboran al unísono: la abuela ata tripas, pela los ajos, vigila la comida; los niños pican los chorizos y les ponen una señal a los salchichones para no confundirlos con los chorizos una vez curados; los demás realizan el resto de las tareas de forma orquestada: los más jóvenes matan y cargan el cerdo y los mayores escarnan esas partes más complicadas que necesitan de muchos años de experiencia. Cada miembro tiene su espacio, su peso y su importancia en el trabajo conjunto. 








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